domingo, 11 de julio de 2010

AMOR O INTERES CAPITULO 13

Ni los personajes ni las historia me pertenecen yo solo realizo la adaptación.

Capitulo 13

EPOV
La información que mi cerebro había recibido de mi esposa era demasiada y en muy poco tiempo, durante la discusión que tuvimos donde ella me confeso que no podría darme hijos, al principio me enfurecí al enterarme que todo era un plan de venganza de su abuelo hacia mi familia, pero a la vez sentí como dentro de mi corazón algo se rompía, no se, quizás me dolió que Bella se prestara a esa venganza o talvez me afecto demasiado la tristeza de sus ojos.
Tuve sentimientos encontrados furia por haberme dejado engañar nuevamente por mi esposa, de nuevo ella me había ocultado cosas, y también sentí dolor al imaginar el sufriendo de Bella siendo un niña con heridas tan graves.
Alessandro Swan tenia muchas cuentas pendientes conmigo y se las cobraría de paso también le cobraría el daño que le causo a su propia sangre eso lo tenia muy claro, lo que no sabia era si podría perdonar la traición de mi Bella.
Le dije a mi esposa que era una mujer no solo codiciosa sino también una mentirosa, si ella me hubiera contado toda la verdad nuestra situación seria diferente, tal vez la hubiera entendido, pero ella se empeño en ocultarme su secreto y hoy debía asumir las consecuencias.
—Puedes divorciarte de mí —me dijo apenas en un hilo de voz.
—No puedo divorciarme de ti. Tu abuelo lo ha dejado todo atado. El contrato que firmamos nos une hasta que tengamos un hijo – le recordé y ese hijo nunca llegara me dije a mi mismo.
Después de un par de palabras por parte de ambos donde Isabella me pidió que la entendiera salí de la habitación cerrando la puerta con un golpe.
Durante esa noche no pude dormir, con la mente mas clara me di cuenta que Bella era un victima tanto de su abuelo como de mi familia, Su vida siempre fue muy difícil y para ella nuestro matrimonio era una salida a ya no seguir ella sola contra todo. Yo le había hablado de una forma inadecuada, no pude sacarme de la cabeza el reflejo de sus ojos color chocolate que ya no poseían el brillo de unos días antes sino que en su lugar se encontraba una sombra.
En la mañana me dirigí a su habitación me sorprendí cuando me dijo que se iba, ella no podía irse, ella no podía dejarme, ella es mía, es mi esposa, su lugar es a mi lado.
—He venido a disculparme —le dije—. Anoche perdí los estribos. No hay excusa para eso.
—Tienes todo el derecho a estar enfadado… - me dijo Bella estaba muy pálida aun.
—Anoche parecías muy enferma…
—Creo que ha sido por tragar el agua… Me siento un poco mareada, pero estoy bien…
—Hoy debes descansar, pasar el día en la cama… Hablaremos más tarde.
—No hay nada de qué hablar, Edward. Los dos lo sabemos. Tú no me quieres cerca. Me iré hoy.
—No quiero que te marches, Tú eres mi esposa.
—Una esposa que no puede darte hijos —me dijo, creo que senti tristeza en su voz.
—Es posible. Pero sigues siendo mi esposa y no te irás.
—Anoche estaba tan enfadado por lo que supe que no podía pensar con claridad. Pero ahora veo que tú has tenido una vida muy difícil… Por el accidente de tus padres que te dejó huérfana… Has trabajado toda tu vida como una esclava… No es extraño que, al ver la oportunidad, hayas querido mejorar tus circunstancias, y la hayas aprovechado. Para ti mi familia es responsable de la muerte de tus padres y tus heridas.
—Edward…
—Déjame terminar… —la interrumpí—. Mi familia es responsable de lo que sucedió ese día…
—¿Qué estás diciendo?
—Que tú tienes derecho a la vida que has elegido. Mi familia te lo debe, y yo quiero pagar esa deuda. Seguirás siendo mi esposa y seguirás recibiendo la suma de dinero que hemos establecido.
Los días pasaron. Intentaba ver a Bella el menor tiempo posible, me lastimo saber que se caso conmigo por que su abuelo la obligo, ella no quería estar conmigo entonces le daría gusto en eso. Yo dormía en una habitación diferente
Pero a pesar de mantenerme a distancia de ella, me informaba a través de la servidumbre y de sus escoltas sobre ella y en algunas ocasiones entraba a nuestra habitación mientras ella dormía solo para verla unos minutos. Su salud me preocupada cada día se le veía mas afectada y cansada.
Tuve que salir de viaje a Paris, justo en el momento que mi avión aterrizaba, recibí una llamada del el jefe de seguridad de las escoltas de mi esposa, me preocupe, quizás se habría enfermado, no debí de hacer este viaje, ella no se veía nada bien.
¿Que sucede Harry? ¿Mi esposa esta bien? – pregunte preocupado.
Señor, intentamos comunicarnos con usted antes, pero fue imposible.
El avión acaba de tocar tierra, pero ¿dime que sucede?- le pregunte desesperado.
Señor, su esposa salio de la casa con maletas.
¿Con maletas?- no puede ser Bella me había dejado - ¿Adonde fue? – pregunte.
Al aeropuerto, compro un boleto a New York, el vuelo sale dentro de media hora.
Compra un boleto y no la pierdas de vista, en New York síguela donde sea, en este momento yo también voy en este instante para ya llegando te llamo y me das el reporte de sus movimientos.
El vuelo se me hizo largísimo cuando por fin llegue lo primero que hice fue llamar por teléfono a Harry.
¿Donde estas en este momento? – pregunte.
En un hospital, Señor Cullen.
¿Como que en un hospital, mi esposa se puso mal?
No señor, al parecer la señora Cullen vino a visitar a un paciente de este hospital.
Ok! Dime donde es… voy para allá.
Me dio la dirección y fui de inmediato. Creo que por fin descubriría el secreto de mi esposa.
Llegue fácilmente al lugar era un edificio antiguo, Harry me dio el numero de habitación donde se encontraba mi Bella en este momento, subí y al llegar a la puerta de la habitación escuche que ella lloraba y una mujer la consolaba.
—No llores —le dijo una voz femenina, pero no tenia ni idea de quien podía ser —. Yo sé que puedo apoyarme en tu fuerza. Siempre has sido fuerte. Incluso de pequeña tenías una firme determinación.
—Estoy bien. Sólo un poco cansada.
—¿Cuántos días te han dado en el trabajo?
En ese momento decidí entrar y descubrir a quien había visitado mi esposa.
—Los que necesite —dije.
¡Dios mío! No sabía… Está viva… Sobrevivió a la explosión…
—Creí que estabas en París —dijo Bella.
—¿Controlas mis movimientos, Isabella? Bueno, ahora estoy de vuelta…
—¿Mamá? —¿Mamá? Era su madre, la mujer que salve era su madre.—. ¿Te encuentras peor? ¿Estás mareada? Llamaré a una enfermera – le pregunto Bella
—No —contesto la mirándome—. He pensado en ti durante años. En mis sueños… En mis peores momentos siempre estabas ahí – me dijo.
—La estás disgustando… Creo que deberías marcharte Podemos hablar más tarde.
—Si eso es lo que quiere tu madre, por supuesto. Respetaré sus deseos. Pero hay cosas que hablar —me volví hacia la madre de mi esposa—. No tenía ni idea de que estaba viva.
La señora me dijo que no quería que me marchara extendió su mano y me dio las gracias, tome su mano y le hice saber que no era necesario me diera las gracias.
—¿Cómo te has puesto en contacto con él? —le pregunto a su hija—. Tú sabías cuánto deseaba encontrar al hombre que te salvó. Sin su nombre, ¿cómo has podido encontrarlo?
—¿Éste es el hombre que te rescató cuando explotó el barco? –pregunto Bella muy confundida.
Ella le contó la parte de la historia donde yo las saque del agua.
¿Eras tú? El hombre que me rescató… El hombre que recuerdo… ¿Eras tú?
—No lo supe hasta la noche en que me contaste lo del accidente —le confesé—. Me di cuenta entonces de que tenía que ser tu madre a quien había rescatado, pero no sabía que todavía estuviera viva. Swan nos informó que había muerto junto con Charlie.
Renée me contó que Alessandro fue quien la hizo pasar por muerta, y que después del accidente las hizo volar a New York, prohibiéndoles regresar a Italia.
La lista de mis asuntos a tratar con Swan seguía creciendo, ahora también era el culpable del sufrimiento de Renée, la odio desde el momento que la conoció. El muy maldito de Swan dejo a una mujer herida y a una niña pequeña en total desamparo y encima de todo las amenazo con separarlas.
Por fin y gracias a Renée sabia la verdadera realidad de la vida de mi Bella, no le quedo mas remedio que estudiar en un internado separada de su madre desde muy pequeña y luego trabajo para costear el tratamiento medico de su madre, yo la juzgue y la trate mal, tendría que remediar el daño que yo mismo le hice a mi esposa.
Debería descansar ahora —le dije a Renée—. Pero antes de que la dejemos quisiera hacerle otra pregunta. ¿Por qué cuando Isabella creció y su abuelo ya no podía quitársela, no le pidió dinero a Swan? Ustedes son su única familia. Él tenía la obligación de darles lo que necesitaban – necesitaba esta respuesta.
—Alessandro no sabe lo que es la obligación y nunca da dinero —dijo con dignidad—. Y no sabe lo que quiere decir la palabra familia.
—Entonces, es hora de que alguien lo eduque. Y le aseguro que será un buen alumno. Tendrá que asumir sus responsabilidades.
Cerró los ojos.
—No. No quiero ningún contacto con ese hombre. No quiero volver a oír el nombre Swan ni Cullen.
Al parecer, Renée no sabía que yo era un Cullen. Y mucho menos que yo era el marido de su hija, pero aun no era el momento para contarle todo —Quiero que descanse y que deje de preocuparse. Mañana traeré a Isabella nuevamente —dije
—¿Puedes quedarte otro día, Bella? ¿Cuándo tienes que volver? - pregunto
—Puede quedarse lo que le haga falta —repetí y salí de la habitación.
Al poco tiempo Bella me alcanzo, aun estaba molesto con ella por no haber confiado en mi, se lo reclame, ella me hizo ver que si yo hubiera sabido que era todo plan de Swan no me habría casado con ella y que con el dinero que yo le depositaba a ella pagaba en tratamiento de su madre, por eso es que ella nunca compraba nada.
Aun teníamos muchas cosas que aclarar pero este no era el lugar, la tome del brazo y nos dirigimos al ascensor
—¿Qué tipo de hospital es éste? —pregunté, tenia que saber que clase de atención medica estaba recibiendo mi suegra.
—Es un hospital muy viejo. Pero el cirujano tiene mucho prestigio y quería probar una nueva técnica. Así es como he gastado tu dinero.
—Tu dinero —la corregí—. Era tu dinero. Ahora comprendo por qué no ibas de compras. No te ha quedado nada para tus gastos – internamente me alegro saber que mi mujer no era interesada y fría.
Isabella quiso saber como la había encontrado,
—Te han seguido. Mis hombres de seguridad tenían instrucciones de no perderte de vista – le dije,.
—¿Por qué?
—Porque eres una Cullen ahora. Y hay mucha gente con ganas de sacar dinero.
—¿Crees que podría raptarme alguien?
—Siempre existe esa posibilidad. Pero no te preocupes demasiado. Te soltarían enseguida al ver lo que comes – intente bromear.
—¿Estas muy enfadado conmigo?
—Me has tenido en vilo desde el día que te conocí, así que no es nada nuevo esto. Y la próxima vez que quieras volar, usa mi avión. Te guste o no, eres mi esposa, y no quiero que tomes vuelos comerciales – entre en pánico al pensar que algo pudo haberle ocurrido, estando lejos de mi.
Seguimos hablando todo el camino al hotel.
—¿Adónde vamos?- me pregunto
—A una suite en Mandarin Oriental, donde no nos interrumpirán. Tenemos muchas cosas de las que hablar.
—¿Es un hotel elegante? Siempre he tenido ganas de pedir servicio de habitaciones… - una vez mas me sorprendía mi esposa, a veces parecía una niña.
—Sí, es muy elegante. Será otra nueva experiencia para ti —estaba muy preocupado por ella su aspecto no era el mismo que había tenido en la isla—. Sigues pálida… ¿Te encuentras enferma todavía? – le pregunte.
—Ha sido un día muy duro… Ver a mi madre así… Y luego tu aparición…
—¡Es increíble los sacrificios que has hecho por tu madre!
—Mi madre también ha hecho grandes sacrificios por mí. Habría preferido que estuviera con ella, pero me envió al internado porque pensó que eso sería mejor para mí – con estas palabras me di Bella reflejo todo el cariño que le tiene a su mamá.
—Tu abuelo tendría que rendir cuentas por todo esto.
—Mi abuelo es como es. Jamás cambiará.
—Eso lo veremos.
Entramos por una puerta trasera del hotel y subimos a la suite.
—¡Es increíble!
—Suelo quedarme aquí cuando estoy en New York. Llama al servicio de habitaciones cuando quieras… - le dije.
—¿Puedo pedir lo que quiera? —.
—Por supuesto —me quité la chaqueta.
—Edward…
—Me he prometido que me mantendría alejado de ti… —dije.
—Yo no quiero que lo hagas. ¡Todavía no puedo creer que fueras tú quien me salvó la vida!
—Algo bueno que he hecho —le dije mientras la besaba y comenzaba a desnudarla, dejando su ropa en el piso.
—Puedo caminar… - me dijo mientras yo la levantaba en mis brazos
—Me gusta llevarte… —.
—Te gusta dominarme —.
La deje sobre la cama y me coloque encima de ella
—Me encanta saber que soy el único hombre que te ha hecho esto —empecé a besar cada centímetro de su cuerpo, volví a sentir su piel que tanto extrañaba.
La recorrí con mis manos y con mi boca, la recorrí entera, con cada una de mis caricias, Bella me dejaba escuchar un gemido, que era un incentivo para continuar mi tarea de amarla.
—Edward, por favor, ahora…
Deslice un dedo a su interior, y se sobresalto.
—Eres tan caliente —.
Continué el trabajo añadiendo un dedo mas, con movimientos mas rápidos, adentro… afuera, cuando Bella estaba apunto de llegar al éxtasis, saque mis dedos para entrar en ella de una sola embestida cada centímetro de mi masculinidad, mire sus ojos le sonreí y seguí moviéndome, sin dejar de besarla, llegamos juntos y luego la gire, dejándola encima de mi.
—Ha sido impresionante… El mejor sexo del mundo —dije, en ese instante mi teléfono sonó.
—He dado instrucciones de que no me molesten —proteste tomando el aparato para contestar.
—Tenemos que volver al hospital. Al parecer, tu abuelo ha decidido visitar a tu madre- le dije —Yo sé que estás preocupada, pero quiero que esto me lo dejes a mí.
—No comprendes cómo es él. Tengo que estar con ella… - sabia que estaba preocupada por la salud de su mamá
—Sé cómo es tu abuelo. Créeme que estoy más preparado que tú para esto.
—Pero…
—¡Dios mío! ¿Qué tengo que hacer para que confíes en mí? ¿Cuántas veces tengo que decirte que no haré daño a tu madre?
—Yo no sabía que vendría mi abuelo…
—Me alegro de que lo haya hecho. Así me evita ir a verlo. Aunque hubiera
Preferido evitar este estrés a tu madre —sonreí y agregue—Coraje. Has sido muy valiente hasta ahora, sigue un poco más. Y diga lo que diga, Bella, quiero que te muestres de acuerdo conmigo. ¿Queda claro?
—¿No te ha dicho nadie que eres un chulo?
—Sí. ¿Me lo prometes, Bella?
—De acuerdo.
Cuando entramos en la habitación su madre estaba en la cama, mirando al hombre que había hecho un infierno de su vida.
—Me sorprende que vengas a visitar a alguien a quien negaste su existencia —dije fríamente.
—Esto no es asunto tuyo —respondió Alessandro.
—Se ha convertido en asunto mío desde que has unido las fortunas de nuestras familias. Y quiero aclararte algo: después de esta conversación, no quiero verte cerca de ningún miembro de mi familia. Sobre todo de mi esposa y de su madre.
—Ah, sí… ¿Cómo está tu esposa? —el viejo sonrió a Bella con gesto desagradable—. Te tendí una trampa, Cullen.
—Y por ello estaré eternamente agradecido — rodee la cintura de Bella con mi brazo—. De no haber sido por tu malicioso plan, jamás habría conocido a Isabella —sonreí a mi esposa—. Y eso habría sido una pena porque ella ha enriquecido mi vida.
—Debe ser que no ves más que su cuerpo. Es hora de que sepas la verdad. No puede darte hijos. No habrá más descendientes de Cullen —dijo Swan.
—Mis sentimientos por mi mujer no tienen nada que ver con eso. Y si insultas a mi esposa una vez más, te arrepentirás, Swan. A diferencia de ti, yo sé proteger a los míos.

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