sábado, 10 de julio de 2010

AMOR O INTERES CAPITULO 8

Ni los personajes ni las historia me pertenecen yo solo realizo la adaptación.

Capitulo 8

EPOV
—Este lugar está lleno de gente que no lleva más que ropa interior —me dijo Bella alzando la voz ya que la música era demasiado alta.
—Bailar da mucho calor…— respondí.
La actitud y la reacción de Bella al entrar al club me desconcertó, abría los ojos como si estuviera asombrada de lo que estuviera viendo, se supone que ella esta acostumbrada a este tipo de lugares, pero ella parecía una niña que por primera vez entra a una dulcería.
—Quiero bailar… - me dijo.
—¿Con o sin los zapatos?
—Empezaré con los zapatos y luego veremos… —miró alrededor frunciendo el ceño—: ¿La gente no deja nunca de mirar?
—Tú eres la nieta de uno de los hombres más ricos del mundo. Como yo, debes estar acostumbrada a ello. La gente siempre mira, ya sabes- le dije no se por que me preguntaba esto como si fuese nuevo para ella.
La llevó a la pista. Bella cerró los ojos y yo aproveche para deleitarme con el movimiento de su cabello y su cuerpo al compás de la música, este era el primer momento en que sentí que era el verdadera Bella y no solo una pose.
Finalmente cuando la música se hizo más lenta pero me percate que mas de un par de ojos estaban postrados sobre las piernas de mi Bella ¡Maldita la hora en que le dije que se pusiera ese pedazo de tela que hacia el intento de falda! No entendí que me sucedía las mujeres con las que he salido siempre vestían así o sin mas tela, pero no me gusto que vieran a los encantos de mi esposa, estos eran solo para mi, ella es mía, tuve ganas de cargarla sacarla del club llevármela a casa donde solo estaría alcance mis ojos y después hacerle el amor toda la noche, haciéndola gritar mi nombre, el único nombre que ella había dicho en la intimidad, y el único que diría por jamás permitiría que ella fuera de otro. Pero tuve que contenerme para no hacer esto yo estaba en este lugar por una invitación y tenia que quedarme, pero también tenia que dejar claro que la mujer que estaba en entre mis brazos me pertenecía y la apreté contra mi. Pensé que Bella se apartaría de mi pero en lugar de eso se acomodo mas a mi cuerpo.
Bailamos hasta que nos dolieron los pies. Y finalmente ella aceptó descansar y beber algo.
Al dejar la pista Bella me sorprendió abrazándome ella nunca tomaba la iniciativa con el contacto físico—¡Oh, Edward, gracias! —con los ojos brillantes y riendo agregó—: Esto es fantástico. Me lo estoy pasando muy bien —mire sus mejillas rosadas.
—Te comportas como si nunca hubieras estado en un club nocturno.
—Y así es, quiero decir, no he estado nunca en uno como éste —se corrigió.
¿Cómo que nunca había estado en un club? la miré con curiosidad… esto no me gustaba otra vez me había desconcertado con su actitud. Tendría que investigar a que se refería.
—¿Qué? Me estás mirando porque tengo la cara roja, ¿es eso?
—Te estoy mirando porque es la primera vez que te veo sonreír.
—Bueno, me lo estoy pasando bien —dijo ella.
Miró la pista ¿Crees que…?
—No —le agarre la mano y la lleve a una mesa—. No podríamos. Necesito beber algo.
Bella puso los pies encima de una silla al parecer le dolían se veía como una niña sonriendo parecía feliz.
—¡Edward! ¡Has venido! —me dijo Victoria acercándose a la mesa—. ¡Cuánto me alegro!
—Victoria —me puso de pie y le di un beso en cada mejilla—. Es estupendo. Creo que el lugar será todo un éxito.
—Cautivador, ¿no? Y estiloso. Ya hemos tenido que restringir la entrada —agarro mi brazo posesivamente—. Me alegro de que hayas venido. Te he reservado la mejor mesa – Estaba inorando a Bella eso no me gusto
—Gracias —dijo iba a presentar a Bella pero Victoria me interrumpió.
—Realmente necesito tu consejo para los negocios —Victoria se sentó a mi lado, sin mirar a Bella—. Hemos tenido algunos problemas y es posible que necesite tus influencias —Victoria bajó la voz y se acercó más a mi.
Al parecer tu acompañante no esta acostumbrada a este tipo de lugares – dijo Victoria aunque no me gusto que ella se refiera a Bella como mi acompañante me dio curiosidad por que hizo este comentario.
¿Por qué lo dices? – Le pregunte.
¡Es obvio caro! Solo tienes que mirar como brillan sus ojos parece que todo que ve es nuevo para ella, Ella es muy joven para ti, ¿cuantos años tiene? ¿18?.
Tiene 22- respondí seco.
Edward es casi una niña y tu lo que necesitas es una mujer, por que despachas a tu cita y después me llevas a mi casa. – esto era el colmo, Victoria sabia perfectamente que Bella era mi esposa, toda la ciudad lo sabía.
¡Ella no es una niña! Y además no es mi cita de esta noche es mi esposa.
Esto me lo digas a mi sino a ella.
En un principio no entendí el comentario de Victoria voltee a mi lado buscando a mi Bella y pero ella no estaba, mire a la pista.
Ahí estaba mi esposa bailando con un tipo y estaba demasiado cerca el cualquier momento sus cuerpos podían tocarse, no eso, no lo podía permitir, le rompería todos los huesos al que se atreviera a ponerle un solo dedo encima a mi Bella. Y este hombre estaba poniendo su vida en peligro. Avance hacia la pista.
Puse mis manos sobre sus hombros, y la gire ella perdió el equilibrio y casi se cayó. Pero la sujete. Bella alzó la mirada. le dije al hombre que estaba bailando con ella que se esfumara si le tenia amor a su vida.
—¡Qué cobarde! ¡Podría haberse quedado hasta que terminase el baile!
—Ha sido sensato. Estamos en un lugar público. Y se supone que tú no debes ser parte del entretenimiento. Si quieres bailar, baila conmigo.
Ella me miró y dijo:
—Estabas ocupado.
—Entonces has debido esperar.
—¿A qué? ¿A que te cansaras de esa mujer?
—Esa mujer es la dueña de este club. Ella es la razón por la que hemos venido esta noche. Necesitaba mi consejo.
—No me tomes por estúpida —exclamó ella acaloradamente—. Estaba encima de ti. Si tú puedes seducir a otras mujeres en público, yo puedo bailar con quien me apetezca.
Le agarre la mano.
—Vuelve a coquetear con otro, y te enterarás de lo que es estar casada con un italiano.
Intentó soltarse, pero la sujeté más firmemente.
—Ya sé cómo es estar casada con un italiano, Edward. Se sufre una gran soledad y frustración. Te casaste conmigo y desapareciste durante quince días sin decirme nada. Luego vuelves y sales conmigo una noche y te pones a coquetear con otra mujer. Te odio
—Yo no estaba coqueteando —dije y era cierto yo no estaba coqueteando.
—Sí lo estabas haciendo. No dejabas de mirarla, y ella no dejaba de tocarte y tú te has olvidado completamente de que yo estaba allí. Bueno, ¡me niego a que me ignores! Tú has querido traerme aquí, y luego has sido un grosero. Y lo peor es que todo el mundo nos estaba mirando —¿acaso mi esposa estaba celosa? de pronto ella se sintió mareada y se agarró para sujetarse—. Y ahora estoy un poco mareada.
—¿Has bebido?
—Nunca bebo.
—Te has bebido la copa de un trago.
—Tenía sed.
—Entonces debiste beber agua —comente agarrándola firmemente—. Para tu información, el alcohol no es lo mejor para quitar la sed.
Ella apoyó la frente en mi pecho.
—Lo único que he bebido es la limonada que tú me has dado. Es posible que esté mareada de dar vueltas. Ese hombre era muy buen bailarín.
—La bebida era vodka con un poco de limón —dije—. Y creo que no se te puede dejar más de cinco minutos sola. Eres como una niña en su primera fiesta.
—Y tú eres horrible —me miró—. Me haces todas esas cosas en la cama, y luego te marchas y no me dices nada agradable. Ni una sola cosa. No comprendo por qué las mujeres piensan que eres tan fabuloso. Haces cosas sin sentido… Y no creo que pueda seguir fingiendo que soy la persona que crees que soy. Es agotador.
Me quede petrificado ¿A que se refería con eso de no poder seguir fingiendo?
—Repite lo que has dicho…
—No me dices nunca nada agradable cuando estamos en la cama… —repitió.
—Esa parte, no. La otra… La de que no eres capaz de seguir fingiendo…
—Bueno, no soy esa estúpida heredera descerebrada que tú piensas… Y sinceramente, es una lucha fingir que lo soy —respondió—. Jamás he usado un vestido de diseño en mi vida. Nunca he tenido tiempo de ir a fiestas, y tú crees que soy una especie de prostituta, y ni siquiera… —ella se quedó callada.
—¿Y? —la anime a seguir—. ¿Ni siquiera…?
—Bueno, no soy una prostituta —repitió—. Aunque me gusta la ropa que llevan. Salvo que los zapatos me hacen daño —volvió a apoyar la cabeza en mi hombro.
Esto no puede ser posible - ¡Maldición!, y la levante en brazos.
—Hueles tan bien —dijo ella—. Pero no volveré a la cama contigo hasta que aprendas a decir algo agradable. Me haces sentir muy mal.
Salimos del club la senté en el asiento, me ubique a su lado, le di instrucciones al chofer para que nos llevara a casa.
Bella se acurrucó en el asiento como si fuera un bebé.
—No voy a volver a bailar. El mundo da vueltas sin parar…
—Eso es el efecto del alcohol, no del baile. Y no puedo creer que hayas llegado a los veintidós años sin saber qué se siente al emborracharse.
—He llegado a los veintidós años sin conocer muchas cosas — confesó ella, soñolienta—. Estas semanas he vivido muchas experiencias nuevas. Algunas buenas y otras malas. Lo peor es que tú…
—"… no me digas cosas agradables en la cama" —repetí, eso ya lo habia entendido—. Me lo has dicho varias veces. Ya he comprendido el mensaje.
Bella me miró.
—En realidad iba a decir "has coqueteado con otra mujer" —dijo mirandome —. Pero me gustan los zapatos y la ropa. Y bailar ha sido estupendo… Quiero que me vuelvas a traer. Quizás mañana.
—Mañana, tengo otros planes para ti.
Bella gruñó.
—Bueno, supongo que por la mañana te habrás ido, como siempre…
—Esta vez, no. Voy a llegar hasta el fondo de la persona que eres, amore – eso era exactamente lo que iba a hacer. Mañana tú y yo vamos a empezar a conocernos realmente.
Bella durmió todo el camino la cargue hasta nuestra habitación la acosté sobre la cama y luego la desnude. Mi esposa era verdaderamente hermosa, tuve ganas de despertarla para hacerla mía pero me controle la cubrí con las sabanas, después de una ducha fría me acosté junto a ella , la atraje hacia mi, era la primera vez que dormiría abrazado a ella, y al parecer la experiencia me gustaría mucho.
Desperté antes que Bella, nuestras pierna estaban entrelazadas y su pecho desnudo se encontraba pegado al mió, mis manos de encontraban en su cintura y sobre una de sus piernas, la apreté contra mi, ella gimió en respuesta, mi cuerpo reacciono a su cercanía. Lo único que nos separaba era la mi ropa interior. Me separe de ella lentamente para no despertarla, justo en el momento en que puse de pie y voltee para mirarla ella se movió dejando al descubierto su pecho. Jamás mi autocontrol se había visto tan tentado. Tome un camisón y se lo puse.
Bella despertó cerca del medio día.
—Bebe esto.
—No puedo beber cualquier cosa…
—Te ayudará —
—Sabe mal —dijo ella al probarlo.
—Créeme, te ayudará.
—Tienes razón, me siento mejor.
—Bien. Porque tienes menos de una hora para prepararte.
—No más clubes nocturnos —le dijo ella.
—Es la hora de comer —le hice señas hacia la ventana—. Así que no habrá clubes nocturnos. No suelen abrir hasta la medianoche. No lo sabes, ¿verdad? Puesto que no has estado nunca en ninguno, ¿no?
—Yo… No he dicho exactamente que no había estado en un club nocturno…
—Sí, lo has dicho. Además de otras cosas, que no veo la hora de explorar con más detalle —mire mi reloj—. Tengo que hacer unas llamadas importantes antes de marcharnos. Aprovecha para ducharte mientras, pero no te vuelvas a dormir. Mi piloto nos recogerá en menos de una hora.
—¿Tu piloto? —
—Exacto —él abrió la puerta—. Nos vamos de luna de miel. Mejor tarde que nunca…
—¿De luna de miel? Si no íbamos a tener luna de miel… Me dijiste que no querías pasar mucho tiempo conmigo.
—Eso fue porque pensé que una sola noche contigo sería suficiente. Me he equivocado. Lo he intentado todo: Duchas de agua fría… Evitar verte… Pero no me ha servido de nada. Así que intentaremos un acercamiento diferente.
Ella se quedó con la boca abierta.
—¿Has intentado evitarme? ¿Es por eso que has desaparecido durante dos semanas?
—Sí, pero no ha funcionado. He aceptado las cosas tal cual son. Estamos casados. Es normal que pasemos tiempo juntos, y yo necesito cansarme de ti.
—¿Y cómo vas a hacerlo?
—Acostándome contigo interminablemente, amore. Dentro de una hora nos marcharemos a una isla privada donde estaremos sólo tú y yo. Así que no te molestes en hacer el equipaje. No necesitarás ni ropa interior – esto era una promesa.

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