Ni los personajes ni las historia me pertenecen yo solo realizo la adaptación.
Capitulo 12
EPOV
—¿Lo has pasado bien? —le pregunte.
—Muy bien.
Habíamos vuelto a casa una hora antes y Bella sólo contestaba a mis preguntas con monosílabos o frases cortas mientras tomaba un vaso de leche. En el coche, pensé que estaba cansada, pero ahora me daba cuenta de que ocurría algo más.
—Parece que te llevabas bien con las demás mujeres.
—Sí.
Incluso cuando no estaba a su lado, estaba pendiente de ella para ver cómo le iba. Y parecía haberle ido bien, sin problemas.
—A Rose le has caído estupendamente.
Esta vez, Bella no contestó en absoluto y se limitó a seguir moviendo el azúcar con renovada energía. Cuando intente tocar su brazo, ella se apartó.
—¿Se puede saber qué te pasa?
—Nada.
—¿Nada?
—¿Quieres saber por qué estoy enfadada?
—Si no te importa…
—Estoy enfadada porque deberías haberme dicho que querías casarte.
—¿Qué?
—Si querías casarte, deberías habérmelo dicho. No me ha hecho ninguna gracia enterarme por Rose.
—Pero estamos casados —le recordé, sorprendido.
—No me refiero a eso. Me refiero a antes. Rose me ha dicho que tú siempre has querido casarte.
—¿Y qué?
—Pues que yo pensaba que no estabas interesado en el matrimonio.
—Sigo sin entender.
—Que si hubiera sabido que querías casarte no te habría pedido que te casaras conmigo.
BPOV
—¿Por qué no? No estaba saliendo con nadie, no tenía novia… - me dijo.
Suspire, deseando poder explicárselo. O rebobinar toda la conversación y empezar otra vez.
La verdad era que no importaba en absoluto que él hubiera querido casarse o no. No, mi enfado era debido a algo mucho más complicado. Me sentía traicionada. Le había creído cuando me dijo que admiraba mi fuerza y mi independencia. Pero ¿de qué servía su admiración si no eran esas las cualidades que él encontraba atractivas? ¿Y por qué me importaba tanto lo que Edward pensara de mi?
Descubrir que no era su tipo había despertado todas mis inseguridades. Era como entrar en una nueva casa de acogida, toda llena de esperanzas, y ver cómo esas esperanzas se iban derrumbando. Pero no pensaba contarle eso a Edward.
—Deberías habérmelo dicho, de todas formas.
—No te entiendo, Bella. Todo esto ocurrió muy rápido y fuiste tú quien sugirió que nos casáramos…
—No tienes que recordármelo.
—¿Pues entonces por qué me lo echas en cara?
—Porque nuestro matrimonio ahora es más inconveniente de lo que yo pensaba.
—¿Inconveniente para quién?
—Para ti.
—¿Eso es lo que crees?
—No lo niegues. Has tenido que dejar tu apartamento, contarle a todo el mundo una historia que no es verdad, dejar de salir con tus amigos…
—¿Y por eso estás tan enfadada, porque crees que has interrumpido mi vida?
—Sí, no sé.
—Bella, no he hecho nada que no quisiera hacer. No me has obligado a nada.
Exactamente. Él me había rescatado, como haría un héroe. Y no tenía ni idea de cuánto me molestaba eso.
—Podría haber dicho que no.
—No, no podrías —replique—. No está en tu naturaleza.
—¿Y tú? Tampoco esto es muy conveniente para ti. Eres tú la que está embarazada y tu trabajo corría peligro. Y, seamos sinceros, ninguno de los dos esperaba esto cuando aceptamos hacerles un favor a tu hermana y a Jasper.
—No, desde luego, pero no te preocupes por…
—¿Por qué?
No sabía cómo terminar la frase. ¿No te preocupes por mí? ¿No te preocupes por el niño? Ese niño, esa niña, que ya había empezado a meterse en mi corazón. Y Edward parecía ser su cómplice.
No sabía cómo evitar que entre los dos me robaran el corazón.
—Mira, déjalo, me voy a la cama. Estoy agotada.
—Deberías dormir en la mía. Estarás más cómoda.
Sus palabras me helaron el corazón. No lo decía porque quisiera tenerme a su lado, sino porque le parecía su obligación de héroe.
—No, gracias. Dormiré en mi habitación.
Me volví para mirarlo y lo vi con los codos apoyados en la mesa, la cabeza inclinada. Y tuvo la impresión de que le había hecho daño con mis palabras.
Pero yo no quería hacerle daño por nada del mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario